Concluye la XVI edición de Las bodas de Isabel de Segura
Pasión es la palabra que mejor define la última representación de las Bodas de Isabel de Segura 2012. La incorporación de nuevos elementos a la actuación que ha puesto el punto y final a la historia de Diego e Isabel ha creado un ambiente cargado de emoción que no dejó indiferente a nadie.
La comitiva fúnebre salió desde el Hotel Cristina ante un público que esperó paciente para recorrer las calles del centro de la ciudad hasta llegar a la Plaza de la Catedral.

El recorrido que pasó por las calles de Salvador, Pozo, Nueva, Amargura, Santa Cristina, San Juan, plaza del Torico, Yagüe de Salas y plaza de la Catedral se abarrotó de gente que observó conmovida la comitiva.

Al paso del féretro por la plaza del Torico, el sonido de los tambores hicieron saltar la alarma de Isabel que salió al balcón para encontrarse con el tormento de su amado muerto.

Mientras, en la Plaza de la Catedral, los espectadores allí concentrados se entretenían, ajenos a los llantos de la comitiva, con una divertida escena en la que se rumoreaba sobre el encuentro la noche anterior entre Isabel y Diego. El estremecedor sonido de los cuernos y los tambores dieron paso poco a poco a la entrada del cuerpo sin vida de Diego de Marcilla.

En este punto se incorporó alguno de los rituales fúnebres del llamado El correr de les armes, dándole a la celebración un toque más naturalista. Se trata de exequias que antiguamente realizaban los caballeros en la Corona de Aragón en los funerales.

Así pues los caballeros que acompañaron el féretro entraron en la plaza de la Catedral arrastrando sus armas y banderas por el suelo; a continuación rodearon el féretro de Diego haciendo ruido golpeando sus sus armas contra el suelo, para después romper sus escudos con la ayuda de un hacha, aportando así un gran dramatismo a la escena.

Esta nueva forma de recrear la escena acercó más a los presentes a los funerales de la Edad Media.

Fuente: Diario de Teruel

Fecha: 20/02/2012