Tras 21 días durmiendo en el Instituto de Albarracín, donde se inició una larga lista de noches en vela contra los recortes en educación, profesores, alumnos y padres han levantado el campamento.
«Vas a entrar en un centro de enseñanza pública, gratuita y de calidad. Estamos luchando y trabajando para que siga siendo así y para mejorarlo». Los profesores del Instituto de Albarracín colocaron este cartel en la puerta del centro para no olvidar el motivo de una lucha que se ha ganado con sacos de dormir y comida recalentada.

Tres semanas después del inicio del primer encierro que salió a la luz en Aragón para protestar contra los recortes en educación, docentes, padres de alumnos y estudiantes han levantado el campamento. Una decisión que, lejos de saber a derrota, se ha convertido en la confirmación de que esta revolución turolense sigue viva en todo Aragón.

«Pretendíamos que la gente fuera consciente de las consecuencias de todos estos recortes y, sobre todo, ser la chispa que prendiera la mecha de las protestas. Cada vez hay más centros que deciden encerrarse para luchar contra esta situación, así que estamos satisfechos si fue nuestra iniciativa la que animó a otros a hacer algo parecido», afirman los promotores de esta protesta, que comenzó el pasado 9 de mayo. 21 días después, tan cansados como satisfechos, los indignados albarracinenses han decidido «guardar fuerzas» para poder llevar a cabo más movilizaciones en el futuro.

Y es que el encierro ha sido gratificante, pero también ha exigido grandes dosis de sacrificio. «Hemos pasado muchas noches durmiendo en el suelo y alimentándonos a base de comida recalentada. Los que iban algún día a casa volvían con comida para todos y nos apañábamos con un microondas», relata un miembro del cuerpo docente, que superó los malos momentos gracias a los mensajes de apoyo a la causa: «Nos han escrito desde todos los puntos de España, pero también desde Canadá, Estados Unidos, Francia e Irlanda. También ha venido gente a vernos desde Valencia e incluso turistas que pasaban por aquí y decidieron acercarse a saludarnos y darnos ánimos».

El primer paso de un largo camino

«El encierro solo era el primer paso de un largo camino», aseguran desde una sala de profesores que durante estos días se ha convertido hasta en comedor. Pero el trayecto parece especialmente largo para este grupo de defensores de la escuela pública, que además de protestar contra los recortes quieren reivindicar la importancia de las aulas rurales. Ha acabado el encierro, pero continúan las protestas, las asambleas y, sobre todo, el afán informativo con el que nació y creció esta iniciativa.

«Otro de nuestros objetivos era contarles a los ciudadanos de las consecuencias reales de las medidas que anunciaba el Gobierno. Nos hemos ‘empollado’ los presupuestos y planes de ajuste para poder explicar a todo el mundo qué está pasando», informan desde el instituto, donde también han querido luchar contra la creencia de que los profesores protestan por una hora más de clase a la semana: «Estamos luchando es por una educación pública y de calidad, no por motivos personales».

Estas reivindicaciones las han hecho propias casi todos los afectados, que han apoyado la iniciativa e incluso se han sumado a ella. «Algunos estudiantes y padres también se han unido al encierro alguna noche, igual que los profesores con más obligaciones familiares, que han tenido que reducir su presencia a dos o tres noches por semana. Sin embargo, sí ha habido un grupo de docentes que han estado encerrados los 21 días», aseguran desde el cuerpo docente del centro educativo.

Ahora, los defensores de la escuela pública del Instituto de Albarracín esperan que las reivindicaciones no se queden solo en las camisetas verdes: «El encierro ha acabado, pero nosotros ya hemos empezado a organizar nuestras próximas acciones».

Fuente: Heraldo

Fecha: 01/06/2012