Los 36 alumnos que participan en esta iniciativa y sus dos profesores recorrerán durante 23 jornadas 400 kilómetros desde Guadalaviar hasta Vilches.

Un total de 36 alumnos de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, acompañados por un grupo de profesores, participarán desde el viernes 1 de noviembre en la trashumancia de 3.000 ovejas merinas a lo largo de la Cañada Real Conquense.

Durante 23 jornadas, los estudiantes acompañarán a los pastores y a su ganado gracias a esta iniciativa pedagógica pionera que les permitirá profundizar en todas las cuestiones relacionadas con el cuidado del ganado, especialmente las relacionadas con la medicina preventiva.

El grupo partirá este jueves a las 10.00 desde la puesta del hospital de caballos, en la Facultad de Veterinaria, con destino a Guadalaviar, donde tomarán contacto con los pastores y visitarán el Museo de la Trashumancia para, posteriormente, trasladarse a Los Chorros (Cuenca). Este será, el viernes, el punto de partida de la expedición, que previsiblemente culminará el 23 de noviembre en Vilches, en la jienense Sierra Morena.

400 kilómetros

La Cañada Real Conquense, una de las rutas más importantes de la trashumancia, se extiende a lo largo de más de 400 kilometros desde el área occidental de los Montes Universales y las Sierras de Albarracín, Cuenca y el Alto Tajo (en las provincias de Teruel, Guadalajara y Cuenca), donde el ganado pasa los meses de verano, hasta la parte oriental de Sierra Morena (Jaén y Córdoba), donde el ganado pasa el invierno. Los alumnos que participan en esta travesía lo hacen divididos en cuatro grupos, junto a dos profesores por grupo del Departamento de Patología Animal, que se van turnando a lo largo de la vereda para permanecer una semana por grupo junto a los pastores y ovejas.

La trashumancia forma parte de un sistema de explotación ganadera que combina la utilización de los recursos naturales (pastizales, razas ganaderas autóctonas y biodiversidad) con la cultura local, los usos del tiempo y del territorio, en armonía con el medio ambiente, que favorece un sistema de ganadería extensiva que conserva la biodiversidad. Hay que tener en cuenta que cada oveja ingiere con el pasto unas 4.000 semillas al día, algunas de ellas se digerirán en un plazo de dos a cinco días y las restantes serán expulsadas con su estiércol siendo enterradas por las pezuñas de los animales y una mayoría de ellas germinarán en un punto situado entre 40 y 100 kilómetros de distancia del paraje donde fueron consumidas. Además, estos rebaños a su paso limpian los bosques, bien por ingestión del manto vegetal o bien apisonando otras especies vegetales menos apetecibles, lo que sirve para mantener limpios los bosques y evitar incendios.

Fuente: Heraldo