La casa aragonesa que analiza hoy HERALDO no es grande, pero su forma y disposición la hacen única. Está hecha de yeso y madera y es profundamente irregular, aunque sí tiene los elementos constructivos básicos de sus vecinas de calle. Y es que hay casas y casas, pero después está la Casa de la Julianeta, así llamada por una antigua propietaria. Está en Albarracín, justo en el corazón de su empinado casco histórico, construida sobre un ángulo agudo que forman la calle del Portal de Molina y la de Santiago.

La Casa de la Julianeta de Albarracín

Se afirma que es la casa más fotografiada del Aragón rural, aunque sea complicado obtener ese dato con seguridad. Lo que sí está claro es que se trata de la imagen más reconocible de Albarracín en cuanto a arquitectura popular. La Fundación Santa María acometió su reforma y rescate hace ya bastantes años, y se centró en mantener su disposición original, “siempre supeditada a la irregularidad de la casa, con pequeños espacios sobrepuestos, conectados a través de escalinatas de complejo desarrollo”. El hecho más curioso es que sus plantas bajas son más estrechas que las altas, por lo que al pasar da la impresión de que puede desmoronarse en cualquier momento, dada su inclinación.