El 80% de la población de la Sierra de Albarracín vivía del pastoreo hace un siglo, y de ellos, el 90% eran trashumantes. Con el paso del tiempo, cada vez son menos los que practican este modo de vida, pero todavía más de 150 personas de esta sierra.

Zaragoza.- La economía e historia de la Sierra de Albarracín le debe mucho al pastoreo, una forma de vida que hace un siglo practicaba el 80% de su población. De ellos, el 90% eran trashumantes, pastores que cambiaban periódicamente de lugar con su ganado. Actualmente, todavía hay familias que siguen haciéndolo, más de 150 personas que viven de esta tradición.

No son los únicos que consideran que la trashumancia siga viva sobre todo desde el punto de vista cultural, y todos están llamados al X Encuentro Internacional de Pastores, Nómadas y Trashumantes, evento que se celebrará en el Museo de la Trashumancia de Guadalaviar y que espera congregar a más de 3.000 visitantes del 3 al 5 de septiembre.

El director del museo y organizador del evento, Javier Martínez, ha explicado a ARAGÓN PRESS que el objetivo del encuentro es compartir experiencias y manifestar que «la trashumancia está viva y que tiene futuro, aunque encierra una problemática que hay que intentar solventar».

Martínez recuerda que el pastoreo y las actividades industriales asociadas fueron la base de la economía turolense en los siglos XVI y XVII y afirma que hoy «se necesita apoyo cultural» para poder conservar el extenso patrimonio que todavía queda en la provincia. «Es un recuerdo de una forma de vida ancestral, que está enraizada en lo más antiguo de nuestro pasado histórico y que merece ser restaurado, igual que merece una restauración un monumento o cualquier elemento valioso dentro del patrimonio», afirma Martínez.

Defiende los valores culturales de la trashumancia más que los económicos, que se han reducido notablemente. Así, aboga por conservar el patrimonio material del pastoreo, como las vías pecuarias, los corrales o lo abrevaderos que motean el paisaje, y el inmaterial, «los cuentos, leyendas y recuerdos que han heredado los pastores».

De momento, la Sierra de Albarracín todavía cuenta con pastores jóvenes, con una media de 40 años, que garantizan la supervivencia de la trashumancia durante alguna generación más, si bien es un sector «estancado». No obstante, Martínez confía en que pueda mantenerse porque «su presencia cada vez va a ser más necesaria para conservar ecosistemas y prevenir incendios».

Además, ahora, «hay una actitud positiva» hacia el pastoreo en estas localidades, «todo lo contrario a lo que ocurría hace unos años, cuando se consideraba que los pastores eran los más inútiles y los que no sabían hacer nada». Martínez insiste en que representan al sector de la población «más integrado en el paisaje, que más conoce el campo y que tiene mucho que enseñar».

Del 3 al 5 de septiembre, pastores, nómadas y trashumantes de varias Comunidades y de otros países compartirán experiencias en el encuentro internacional previsto en Guadalaviar, una pequeña localidad turolense donde la tercera parte de sus habitantes viven de la trashumancia. Como invitados especiales, en esta edición se cuenta con la Federación de Pastores de Baviera y con una representación de Colombia.

Fuente: Aragondigital

Fecha: 29/08/10