Una bañera de latón, vendas, algodón, escupideras, orinales, camisones y ajuar de cama son algunas de las piezas que la localidad de Tronchón conservaba en varios arcones procedentes del antiguo hospital de la localidad u Hospitalico, como allí se ha conocido toda la vida.

Hace unos años se pensó destinar este edificio a vivienda municipal, la parte superior, y a centro de interpretación la planta baja, y aquellos arcones se trasladaron a otras dependencias municipales sin ser abiertos. Fue el año pasado cuando el alcalde, Roberto Rabaza, y miembros de la Asociación Cultural de Tronchón, abrieron los arcones y se encontraron con el curioso ajuar en un estado de conservación muy aceptable.

La técnico de Patrimonio Cultural de la Comarca del Maestrazgo, Sofía Sánchez, revisó las piezas a petición del alcalde, realizando un primer informe sobre la excepcionalidad del conjunto. “A partir de un inventario del hospital de Albarracín publicado en la revista Rehalda número 28 del Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín, que presenta documentos del hospital de Albarracín, entre los cuales un inventario, vimos que en Tronchón se conservaban numerosas piezas de las que se dotaba un hospital rural, muchas de las cuales en gran cantidad” comenta Sánchez, que añadió que “hasta ahora se han encontrado breves referencias al mismo, una en el diccionario de Pascual Madoz, de 1850, donde indica que Tronchón “tiene Hospital para socorro de pobres enfermos con escasa renta”, y Martinez Calvo recoge en la Historia de Castellote… que en 1898-1900 “Tiene un hospital sin ingresos especiales”.

A la espera de investigar más a fondo sobre este hospital y las piezas encontradas, “la intención ahora es la de inventariar todos los objetos encontrados y restaurar aquellos que necesiten de alguna intervención para que, cuando esté el trabajo listo, vuelvan al Hospitalico y se expongan para disfrute de todos” argumentó el alcalde en la presentación que se realizó el pasado viernes. Esta presentación, organizada por la Comarca del Maestrazgo y el Ayuntamiento de la localidad, tenía como fin presentar el hallazgo a los vecinos y hacerles partícipes del proceso que se va a comenzar, para que se involucren, participen activamente y hagan el seguimiento del trabajo si lo desean, para que sea vivido por todos.

Para contextualizar el hospital de Tronchón y conocer la labor que desempeñaban estos hospitales rurales, se  invitó a la médico de origen alcañizano y Doctora en Historia de la Medicina Rosa Blasco Gil, cuya tesis giró en torno al Hospital de San Nicolás de Bari de Alcañiz. Rosa se desplazó con su familia a la localidad y realizó una presentación sobre la historia de los hospitales y, concretamente, sobre los hospitales rurales, que sirviese de marco de referencia para que los vecinos conociesen la labor que desempeñaban estas instituciones, que no eran hospitales al uso tal como los conocemos hoy en día, sino que eran más bien instituciones benéficas para pobres donde se acogía a personas sin posibles.

Beneficencia

Los hospitales rurales como el de Tronchón, dedicado curiosamente como el de Alcañiz a San Nicolás de Bari, atendían a todas las personas que no se podían permitir recibir al médico en casa y pagarle sus honorarios. Servían para realizar al enfermo las primeras curas y, si la cosa era grave, se trasladaban a los hospitales de referencia como el de Alcañiz o Teruel. Así, se atendía a personas con pocos recursos, pobres, transeúntes, gente de paso, gitanos, etcétera. Todavía una vecina de Tronchón recordó en la charla que su padre le había contado que “una vez pasaron unos gitanos por la localidad y la mujer se puso de parto. La atendieron en el hospital y dio a luz a una niña. Esta mujer aun volvió a visitar el pueblo en alguna ocasión”.

Así, estas instituciones de beneficencia, contaban con el apoyo económico de los ayuntamientos y de los vecinos. El de Tronchón, en concreto, era municipal, y es que otras veces pertenecían a instituciones religiosas. Eran lugares donde se curaba no solo el cuerpo, sino también el alma, donde se fomentaba la espiritualidad y se daba apoyo moral a los enfermos, esto es, se ejercía justicia social.  Aun con todo, Sofía Sanchez cree que “el hospital de Tronchón debía tener cierta entidad, por todas las piezas que se ha guardado”, y es que “han aparecido cuarenta y ocho camisas blancas de lino y algodón, de diferentes momentos, de hombre y de mujer, sábanas, colchas y mantas, orinales cerámicos de metal y de latón, escupideras, cuñas, camillas, una silla de barbero, candiles, piezas de vajilla donde aparecen las iniciales de san Nicolás de Bari y que posiblemente serán de obradores turolenses del siglo XVIII, aunque la mayoría debían ser de obradores locales ya que en Tronchón llegaron a un alto grado de refinamiento, ollería, una bañera de latón, vendas, algodón, etc., y esto permitirá contar y recuperar una parte de la historia de Tronchón y de su patrimonio arquitectónico” concluyó.

Noticia y Foto: Diario de Teruel