Los alumnos del curso de Paleontología y Desarrollo de la Universidad de Verano de Teruel (UVT) han sacado a la luz una docena de huellas de dinosaurio nuevas en el yacimiento Camino El Berzal de El Castellar, donde están interviniendo este año. La excavación se está haciendo en uno de los afloramientos acondicionados en los últimos meses en el municipio para hacerlo visitable a los turistas. Es la parte práctica de este curso que finalizará hoy, y sobre el que los alumnos destacaron su atractivo por combinar esta vertiente con la teórica, además del interés que supone ver cómo un recurso natural del municipio está contribuyendo al desarrollo del mismo.

El sol comienza a pegar fuerte y apenas son las once de la mañana. A los alumnos del curso de paleontología les ha tocado hacer las prácticas en una semana de mucho calor, en la que los termómetros se han disparado y por la tarde estar a la intemperie supone tener que aguantar unas temperaturas sofocantes y la picazón del sol. Pero los 23 alumnos soportan este contratiempo con entusiasmo porque no todos los días se interviene en un yacimiento declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por el Gobierno de Aragón, y que además está acondicionado para que lo visite el público.

La intervención se está haciendo para aumentar la zona que era visitable y que se cubrió con una estructura traslúcida para evitar de esta manera el daño que las inclemencias meteorológicas provocan en las icnitas al encontrarse al aire libre.

Luis Alcalá, director gerente de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis y director del curso, explicó que cuando se hizo la estructura bajo la que se encuentran las huellas, y que además de la cubierta incluye dos pasarelas elevadas para poder verlas mejor, ya se pensó en sobredimensionarla para poder seguir excavando y sacar más icnitas a la luz puesto que el afloramiento continúa bajo los sedimentos del camino en el que se encuentra.

Es lo que se está haciendo con motivo del curso de la UVT, además de prospecciones por todo el término municipal para identificar yacimientos, que es la primera fase de cualquier trabajo paleontológico. De esa forma, además del conocimiento teórico, los participantes en el curso experimentan el trabajo de los paleontólogos.

El Camino El Berzal donde se están excavando las nuevas huellas está declarado Bien de Interés Cultural. En el mismo, que con la ampliación tendrá unos 56 metros cuadrados, hay sobre todo icnitas de formas ovaladas y redondas, además de unas pisadas tridáctilas de un dinosaurio terópodo que cruza de un lado a otro del afloramiento.

Huellas ovaladas

El paleontólogo de la Fundación Dinópolis Rafael Royo comentó que la docena de huellas nuevas que han aparecido son todas redondas y ovaladas. No se pronunció sobre el tipo de dinosaurios que las produjeron hasta que sean estudiadas, aunque estas formas son las habituales de los saurópodos (dinosaurios cuadrúpedos de gran tamaño y cuello y cola largos), si bien también podrían corresponder a estegosáuridos (dinosaurios con placas).

En total son 14 metros cuadrados los que se están excavando y por ahora se va a dejar en ese punto, aunque las pisadas de los grandes vertebrados del Mesozoico continúan bajo la pista de tierra en la que se encuentran. Además de excavar más superficie, se están haciendo también labores de limpieza y mantenimiento del yacimiento.

Alcalá recordó que esta es la tercera intervención que se hace en este afloramiento de huellas. Primero intervino la Escuela Taller de Paleontología hace años para fijar el afloramiento y preservarlo, y después se hizo otra actuación con el Fite para terminar de acondicionarlo y ensancharlo para que fuera visitable, que es la que se culminó a principios de este año gracias a la implicación del Ayuntamiento de El Castellar, que ha visto en la paleontología una posibilidad de desarrollo. De hecho actualmente, aparte de un bar restaurante, funcionan en el pueblo varias casas rurales y desde hace algo menos de un año un hotel rural de dos estrellas que ha tenido muy buena acogida.

De esta manera el director del curso comentó que los alumnos pueden ver todo el proceso, desde la búsqueda de nuevos yacimientos a través de las prospecciones, hasta el uso final que se le da a un recurso natural que puede utilizarse con fines turísticos y de desarrollo territorial. Y entre medio todo el proceso de preparación, investigación y publicación científica de los resultados con los avances en el conocimiento que aportan estos hallazgos.

Es lo que más valoraban los alumnos del curso, algunos de los cuales han participado ya otros años y siguen matriculándose por el interés que tiene. Proceden de diferentes puntos del país y los intereses de los mismos son variados, en la mayoría de los casos para ampliar conocimientos por tratarse de profesionales del sector turístico y técnicos de patrimonio, o bien biólogos, profesores y aficionados, así como estudiantes de bachillerato que buscan orientarse profesionalmente para elegir qué tipo de estudios universitarios realizan.

Entre las participantes hay también profesoras jubiladas que quieren seguir formándose, como es el caso de la bióloga Esperanza Puig-Pey y de su prima, de Barcelona. Conocía ya los cursos de Geología práctica de la UVT, en los que había participado en varias ediciones para poder aplicar después esos conocimientos en sus clases como docente de Secundaria. El de Paleontología siempre le había llamado la atención pero nunca lo había hecho, por lo que ha querido aprovechar ahora que está jubilada.

Teoría y práctica

Puig-Pey destacó del curso la “combinación de teoría y práctica, ya que ves cómo funcionan las excavaciones y el trabajo de prospectar, a la vez que se enseña en qué consiste la labor científica”. Además, valoró una iniciativa como la que se está llevando a cabo en El Castellar para mostrar a través de distintas maneras los recursos paleontológicos que tiene el municipio, y que calificó de “magnífica y perfecta”.

“Son pueblos pequeños y han tenido la suerte aquí de encontrar este patrimonio paleontológico de manera que vale la pena explotarlo y sacarle partido, porque además es cultura”, recalcó la alumna, algo en lo que también incidió Nieves Ariza, de Zaragoza y técnico de Turismo, quien valoró el trabajo que se ha hecho en el pueblo para convertir los dinosaurios y sus yacimientos en un recurso para atraer turistas y mantener vivo el municipio.

“Es importante el aprovechamiento que se está haciendo de estos recursos sobre todo in situ, es decir, no coger los huesos y llevártelos a Teruel al museo, sino que se queda en el pueblo para que se aprovechen los vecinos de lo que tienen para la promoción y evitar la despoblación”, comentó Ariza.

La alumna incidió por otra parte en que había comprobado que se estaba haciendo de la manera más sostenible posible, “cuidando y mirando que el impacto medioambiental sea mínimo porque estamos en una zona con gran riqueza paisajística, pero que a la vez se pueda hacer accesible al mayor número de personas”.

Primera experiencia

Aspectos similares valoró Blanca Latorre, que es facultativa de patrimonio cultural con especialidad en paleontología, y que el curso ha supuesto para ella su primera experiencia práctica en una excavación. Opinó que el curso había sido muy interesante y valoró también el interés que en sitios como El Castellar muestran por conservar su patrimonio y poder exhibirlo al público, que es algo que se intenta potenciar desde la Administración, recordó.

“Es importante que todo esto redunde en la población para revitalizar estas zonas, que sus habitantes sean conocedores de la importancia de lo que tienen y poder atraer turismo por ejemplo a través del Dinopaseo”, apuntó Latorre, quien precisó que excavar una gran huella de dinosaurio como la que estaba aflorando en ese momento era “toda una satisfacción”.

Ese trabajo de extracción lo estaba haciendo con Dani, el benjamín del grupo que con 14 años es la tercera edición consecutiva del curso en la que participa. Aseguró que todos los años aprende algo nuevo y que los paleontólogos de la Fundación son unas “eminencias”. Además, se mostró contento de ver la instalación que se ha hecho en el yacimiento de San Cristóbal para exhibir los fósiles de huesos de Dacentrurus, donde  han excavado los alumnos del curso de anteriores ediciones, entre ellos él.

El curso se ha convertido en un orientador profesional también para jóvenes que tienen que elegir qué estudios realizan el día de mañana, como Millán Prieto, de 16 años, quien comentó que la paleontología es un instrumento de desarrollo en Teruel “para que los municipios no sigan perdiendo población”. En su caso aseguró que con independencia del camino profesional que siga le gustaría quedarse en la provincia, pero también opinó que “deberían dar facilidades a los jóvenes”.

Quien apuesta con claridad por esta profesión es Roberto Deacon, de Cedrillas, que quiere estudiar Geología. Admitió que le gustaría quedarse a poder desarrollar en Teruel esa pasión que siente por la paleontología, aunque también reconoció que si tiene que irse lo hará.

Iñaki Navajo, de Madrid, es también la primera vez que participa en el curso porque anteriormente no había podido hacerlo, y comentó que se inscribió por el interés que tiene por la paleontología. Destacó del mismo el binomio teoría y práctica “porque ayuda a entender mejor todo”.

Programa muy completo

Desde Madrid también ha acudido este año Cristina Sanz, profesora de Biología en Secundaria, quien explicó que siempre le ha interesado el trabajo de campo y las ciencias naturales por su profesión, y sobre el desarrollo de las actividades estimó que había sido “muy completo”.

Laura Barroeta, de Zaragoza, comentó que es médica recién jubilada y que había decidido “hacer algo de lo que siempre me había gustado”. Calificó la experiencia de “fenomenal” e incidió sobre todo en lo importante que era “revalorizar todo lo que tenemos en Aragón”, como es el caso de los recursos paleontológicos y la manera como se está haciendo en El Castellar.

Noticia y Foto: Diario de Teruel