Los cotos son para el micólogo Manuel García una medida de protección.

El interés que despiertan las setas entre los aficionados y, sobre todo, la riqueza que generan por su valor gastronómico en alza hace que los montes se llenen de personas en busca de hongos durante la temporada micológica otoñal, que en la provincia de Teruel se inicia ahora en octubre.
La delicada situación económica ha propiciado un gran interés por recolectar determinadas especies por las que en el mercado se puede obtener un dinero nada despreciable. Sin embargo, la recogida masiva puede poner en peligro el propio recurso forestal y el monte. Por eso, Ayuntamientos y Comarcas se plantean la necesidad de regularlo y los expertos apoyan estas medidas.

El micólogo turolense Manuel García resalta la «necesidad» de crear cotos como fórmula para preservar el monte. Reconoce que el control de los mismos es «muy difícil» pero señala que «no va a quedar otro remedio». La existencia de un coto conlleva una correcta señalización en el mismo y el cobro de un determinado canon por recoger setas en él, algo vital para sufragar lo que cuesta vigilarlo. «Los aficionados tendrán que acostumbrarse a pagar», dice García. Recogida_de_setas_en_la_Sierra_de_Albarrac__n.jpg

El 90% del dinero que generan las setas que se recogen en Teruel se va fuera, según las estimaciones del experto. A su juicio, las prácticas incorrectas van unidas a los recolectores que acuden desde otras provincias para lucrarse con los hongos. Así, según comenta, los aficionados no suelen dañar el recurso ni tampoco los lugareños, que son los más interesados en preservarlo para el futuro. Además, matiza que entre los saqueadores no solo hay extranjeros, sino también muchos españoles.

En Aragón está regulada la creación de cotos, pero no hay normativa sobre la recogida en sí, algo que dificulta aún más la tarea de la administración municipal y comarcal.

Las primeras setas que han aparecido esta temporada en muchos puntos de la provincia están plagadas de larvas debido al calor y a la humedad, pero la previsión es que mejore la calidad y, en las próximas semanas, si llueve y bajan las temperaturas, podrían comenzar a salir ejemplares comestibles, según indica el micólogo.

En Teruel se pueden recoger 300 especies de setas, pero solo 50 son comestibles y la mayor parte de los aficionados únicamente conocen tres o cuatro. Para ayudarles a familiarizarse con los hongos, la Sociedad Micológica Turolense pondrá en marcha a finales de este mes los Lunes Micológicos, una actividad que se desarrolla en la Universidad en la que aficionados y expertos comparten comentarios sobre los ejemplares recolectados.

Fuente: Diario de Teruel

Fecha: 30/09/2010